miércoles, 5 de mayo de 2010

CULTURA DE LA LEGALIDAD

Cuando doy lectura a esas palabras que integran el tema, pienso en dos preguntas, ¿existe una cultura de legalidad en México? o ¿existe una cultura de ilegalidad en México?
En lo personal, mi respuesta, sería que existe una cultura tanto de legalidad, como de ilegalidad, aunque en mayor medida en esta última.
Para llegar a esa conclusión, simplemente analizo ciertas conductas que observamos y, en ocasiones, realizamos o hemos llevado a cabo alguna vez, en nuestra vida diaria como “buenos mexicanos” al manejar un vehículo.
Cuando un mexicano se dispone a manejar un vehículo, sabe perfectamente bien que debe respetar las reglas de tránsito, como son respetar la luz roja del semáforo, no estacionarse en lugar prohibido, no circular por un carril destinado al transporte público (metrobus, trolebús o camión), no dar vuelta en “U” cuando está prohibida, entre otras.
Sin embargo, el mexicano cuando se sube al vehículo y enciende el motor, no sé qué sucede pero se les olvidan, es como si al encenderlo, por arte de magia se borra de su mente esas reglas de tránsito, pero en realidad no es así, saben y conocen perfectamente bien cuáles son y que deben respetarse, lo que sucede es que se rompen las reglas para obtener un beneficio ¿cuál?, librar el tráfico, llegar a un lugar (restaurante, cantina, escuela, oficina, etcétera) de manera más rápida, entre otras; pero y las reglas qué, no importan, están para romperse, no pasa nada si las incumples, o qué sucede.
Pienso, que esto ocurre porque la cultura así es en México, desde pequeños y al paso de los años, vamos observando esas conductas y de cierta forma las copiamos, no obstante que sabemos que se está incumpliendo una regla de tránsito; y esto lo llevamos a cabo porque seguramente pensamos que esa conducta es de lo más normal en México, además, no pasa nada, así se ha hecho siempre.
Es verdad, cuando vamos circulando en una avenida en donde existe un carril únicamente destinado para el transporte público, pero hay demasiado tráfico, no falta la persona que ingresa con su vehículo al carril del transporte público para librar todo el tráfico; o la persona que se pasa el semáforo cuando está en luz roja; o la que se da una vuelta en “U” cuando está prohibida; o la que se estaciona en lugar prohibido, por el hecho de no buscar un lugar en el que se permita; todo ello, con la previa visión de que no se encuentre un policía de tránsito en la esquina o en el lugar en el que se comete la infracción.
Pero no sólo sucede eso, lo peor es que cuando a esas personas las detiene un policía de tránsito, siempre inventan justificaciones para no ser infraccionados, como son: “no me pase el alto oficial”, “no observe algún señalamiento prohibiera la vuelta en ‘U’ o que estuviera prohibido estacionarse”; y cuando de plano no logran librar que se les imponga una infracción, utilizan las palabras mágicas “pues como nos podemos arreglar oficial” (infractor) o “uy¡ está difícil, pero usted dice como nos arreglamos” (oficial).
Desafortunadamente, así sucede a diario cuando se circula por las calles de la ciudad de México, pero hacemos caso omiso porque lo vemos como algo normal, no pasa nada, así se ha hecho siempre.
No obstante, hay que destacar que a diferencia de las personas que comúnmente incurren en ese tipo de infracciones de tránsito, existen personas que las respetan; así es, con estos ejemplo que he mencionado, no estoy señalando a nadie, ni tampoco estoy generalizando, sólo pretendo poner de manifiesto que en la mente del mexicano, al menos los que radican en la ciudad de México, cuando conducen un vehículo, tienen presente incumplir una regla de tránsito para obtener algún beneficio, porque desde pequeños y a lo largo de los años se realizan esas conductas y se ven de lo mas normal.
Con todo esto que he mencionado en párrafos precedentes, es que llegó a la conclusión que indique al principio de este artículo, que en México existe una cultura tanto de legalidad, como de ilegalidad, aunque en mayor medida en esta última, debido a que sólo copiamos conductas que se vienen realizando de lo más normal, aun cuando se viole una regla de tránsito que debemos respetar, siendo que lo que debemos hacer es cambiar esa cultura del mexicano.
Actualmente, me atrevería a decir que son pocos los mexicanos que realmente reflexionan sobre esas conductas y por convicción propia respetan las reglas de tránsito; me parece que se puede lograr que la balanza se incline en mayor medida a la cultura de la legalidad, sólo debemos reflexionar, inculcar y copiar conductas que realicen en esa línea.

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